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¿ENGORDAMOS MÁS EN LAS VACACIONES?

En vacaciones solemos relajarnos tanto en familia o con amigos y esto incluye muchas veces comidas copiosas y bebidas azucaradas o con alcohol, llenas de calorías vacías innecesarias para nuestro cuerpo. Todo esto nos lleva a la dificultad de mantener la línea y cuidar nuestra salud, pero entonces, ¿como hacer para poder disfrutarlas socialmente y cuidar nuestra alimentación?

En los días de descanso, que nos apetece disfrutar de los que durante la mayor parte del año no existe o que es ocasional: salir, quedar con amigos, probar unas boquitas, tomar una copa de vino, cerveza o simplemente “un trago” y comer fuera de casa. Es decir, conectar con la parte social y hedónica de la alimentación. Comer no es solo cuestión de apetito, también es cuestión de placer, y salud. Hoy en día existe gran diversidad de comidas las cuales se ven apetecibles, novedosas, y llamativas a la vista y dan ganas de probar, al menos un trocito para quitarnos el gusto. Nos dejamos sorprender por los cocineros, los ingredientes, la presentación… y el resultado es evidente: las comidas y las cenas acaban siendo más copiosas de lo que deberían, comemos más que en casa y comemos diferente.

Debemos ser consciente de esta realidad, y para ello a pesar de estar de vacaciones es importante cuidar nuestra salud y peso cuando se come fuera de casa, sin embargo no es de privarnos de todo pero si llevar los postres y comidas fuertes con moderación. Para ellos te dejo unas recomendaciones

– Tomar agua pura. A lo largo del día procura beber agua natural, si no estas de celebración, acompaña tus comidas con agua pura o refrescos edulcorados. Cuando estés de copas procura tomar 2 a 3.
– Disfruta del momento con calma. Tomarse un tiempo para comer con tranquilidad es fundamental. Es mejor degustar los alimentos que tan solo comer algo de comida rápido, ya que el mecanismo de la saciedad funciona mejor con las pausas: si comes despacio, comerás menos y te sentirás mejor, ya que mastica varias veces y ayuda a tu sistema digestivo a digerir los alimentos. Aprovecha el estar de vacaciones para comer en un entorno agradable y, si es posible, comer en compañía platicando y haciendo pausas.
– Prioriza la variedad a la cantidad. Controla el tamaño de las porciones es muy importante, sobre todo si se come en un buffe donde no hay límites. Es preferible probar distintos sabores y texturas con porciones moderadas o pequeñas, llenar un solo plato, pero no llenarlo con una montaña de comida ó servir varios sin poder saber que hemos comido.
– ¿Boquitas? Sí, pero bien elegidos. No es lo mismo una pequeña porción de panitos con salmón, unos pinchos de pollo o vegetales. Existen aperitivos más y menos calóricos (los mariscos, los pinchos de vegetales o las vinagretas son más ligeras que unas papas fritas, buffalo wings, nachos y acompañantes, por ejemplo). Y, entre los que tienen calorías similares, hay opciones con mejor perfil nutricional.
– Equilibrio en el menú. Tanto si se come a la carta como si se escoge un menú del día, hay que procurar que haya un equilibrio entre las entradas y los platos principales. Así, se pide un primera plato muy graso o calórico, lo idóneo es que el segundo sea más ligero (con verduras o carnes magras elaboradas a la plancha, al horno o al vapor). No obstante, conviene dar siempre prioridad a las verduras frescas, los arroces y las legumbres en preparaciones adecuadas. Puedes pedir únicamente el plato principal.
– Cuidado con las grasas saturadas. Es muy importante tomar conciencia de que muchos alimentos, además de calóricos, contiene grasa saturada, dañina para tu corazón y la que se va directo al gordito. Los fritos, los aderezos cremosos, y guarniciones elaborados con quesos grasos, suelen tener este tipo de “grasa mala”. Te recomiendo en este caso, no eliminarlos por completo, disfrutar un trocitos, pero no que sea tu plato principal o reemplazar tu alimentación habitual. Que sean para compartir en un snack.
– No llegues al restaurante con un hambre veroz. Repartir la ingesta a lo largo del día y evitar los ayunos muy prolongados. Procura tener snacks saludables en tu cuarto (una tostada de pan integral, una galleta integral, 1 pieza de fruta) o bolso para llegar ala próxima comida sin tanto apetito y poder comer despacio, un plato moderado. De lo contrario querrás pedir toda la carta o comer el bufé entero sin importar lo que te has servido con tal de saciar el hambre pronto, comerás rápido, y quedarás repleto.
– Ojo con el postre. Aunque se haya comido bien, mucho y hasta se esté por completo saciado, cuando estamos de vacaciones o en compañía siempre alguien menciona pedir postre aunque sea para compartir, y se termina haciendo espacio para ellos. Otra vez todo se antojo y tiene un aspecto estupendo que da tentación y pedimos uno. La primera elección debería se sin duda, fruta del temporada, sin embargo, no siempre es fácil resistir a un pastelito de chocolate, helado o mousse. Por tanto, si pides uno de estos comparte, o toma media porción.

Por último pero no con menos importancia, siempre si tienes la oportunidad de salir a caminar y conocer durante tus vacaciones no te dejes de mover, reserva un espacio para la actividad física.
A disfrutar las vacaciones, no te prives de nada pero cuando puedas cuida tu alimentación, te sentirás mejor y no dejes de moverte!

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